HARRY CLÚSTER HA VUELTO

Los casos que investiga Harry Clúster, un detective de los de antes, un tipo duro.

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Location: Chile

Monday, December 19, 2005

HARRY CLÚSTER Y EL CASO DEL MOUSE DESCOMPUESTO V

En el camino de vuelta a la oficina aproveché de comprar otra petaca porque el trabajo venía pesado. La escondí tras la foto de Egar Allan Doyle que me había
regalado Pepe. Ahí Chabela no iba a encontrarla porque no le gustaba acercarse a ese caballero tan antiguo y con cara de loco.
Me saqué la chaqueta - ya estaba sudando - y me senté frente
al computador.Por jugar agarré el mouse y se movió medio centímetro.
- ¡Eureka! - grité, porque era lo único que recordaba de mis doce años
en un colegio de curas.
Traté de moverlo de nuevo y no hubo caso. Ahí estaba, paralizado,
muerto.
Le pegué unos golpecitos contra el escritorio y nada. Lo abrí, lo soplé y
nada.
Lo insulté. Nada.

Estuve un par de horas moviéndole de a medio milímetro cada vez.
Estaba muy cerca de "Inicio", que era mi objetivo, aunque no sabía bien
para qué.
El timbre del teléfono me sobresaltó y justo en ese momento el
mouse decidió funcionar y retrocedí dos centímetros.

- ¿Quién habla? - rugí.
- Nick, jefe. Le tengo buenas noticias.
- Echa fuera.
- Vaya a Coliñanco 115 y pregunte por Sara. Ella puede ayudarlo
Monté en mi destartalado Dodge, que algún día fue negro, y en un
par de minutos llegué hasta la dirección que me había dado Nick. Era una cabaña que quedaba a pocos metros del lago, casi escondida entre hualles y raulíes, los árboles
nativos que puedo reconocer sin equivocarme.
Me estacioné y caminé por un sendero que llevaba hasta la cabaña,
decidido a soportar diez minutos de conversar con un adefesio que sólo
entendía de chips. Golpeé la puerta y me abrió una morena que no parecía de este
mundo.
Sus pechos turgentes parecían querer escapar de su blusa negra casi
transparente.
- ¿Sara? - balbuceé.
Dijo que sí y me hizo pasar a una pieza donde había tres computadores, todos
con el mouse funcionando. Sara se paseó entre ellos dejando que admirara
su grupa que se desbocaba a cada paso.
- ¿Cuál es tu problema? - había encendido un cigarrillo y me miraba
fijamente con un par de ojos que hacían palidecer al mismo lago.
- El mouse...
- Bueno, a tu edad a muchos comienza a fallarles el mouse - dijo
con descaro mientras pasaba y repasaba el dedo índice sobre su muslo tostado.
- Menos broma, chiquilla - le dije - éste es un asunto serio.






(continuará)


¿Podrá éste (el mouse) funcionar por fin?

¿Será éste un invierno seco y frío?

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Saturday, December 10, 2005

HARRY CLÚSTER Y EL CASO DEL MOUSE DESCOMPUESTO CREO QUE IV

Era Bill. O más precisamente su secretaria, que me dijo
que estaba muy ocupado en una reunión.
- Dígale a ese gringo que lo llama Harry. Harry Clúster.
- Imposible, señor. Dijo que nadie podía molestarlo.
- Mire, señorita, dígale que lo llama Harry y que si no se pone
al teléfono le va a costar muy caro.
- No sé si usted sabe que él tiene mucho dinero.
- ¡Quién no lo sabe! - troné - Vaya corriendo y dígale que le va a costar
mucho más dinero del que ya tiene.
Al minuto estaba Bill tartamudeando en el teléfono.
- Ho-hola, Ha-harry.
- Bill, necesito que me ayudes.
- Yo también estoy en problemas económicos, Harry. El negocio está malo.
- ¡No es eso! Tengo un problema con el mouse.
Le largué toda mi historia. Me escuchó en silencio y supongo que con
atención.
- ¿Le hiciste un Quick Restore?
- Por supuesto.
Se quedó en silencio otro rato.
-Mira, Harry - dijo cuando se recuperó - la verdad es que de los mouse(s)
no entiendo nada. Te recomiendo que llames a Ted Compac de parte mía.
Es una buena persona. Dile que te haga un Carbon Copy.
Y cortó. Cada vez entendía menos. El caso se estaba volviendo un lío.

Agarré la petaca y le dí un trago largo. Me puse la chaqueta y decidí
ir a trabajar en terreno.


Nick Bebebarriles estaba en el bar de siempre, frente a una cerveza.
Me senté frente a él y le estiré una foto.
- ¿Lo reconoces?
Nick miró distraído la foto.
- Parece un computador...
- ¡Es MI computador! Y tiene un problema con el mouse.
Le expliqué lo que quería de él: que se diera unos paseos por el
turbio mundo de la informática y sacara toda la información posible.
- Ya sabes. Universidades, cibercafés, videojuegos, empresas,
carnicerías y verdulerías.
Estiró la mano.
- Ya no trabajo gratis, Harry. Así es el mundo neoliberal.
Le mostré un billete de a luca.
- Poco - dijo con desprecio.
Le mostré uno de veinte.
- Harry - me dijo con cierto aire de cansancio - tú te estás
quedando en el pasado. ¿Acaso no sabes que la crisis de Argentina se puede
transformar en una crisis regional?
- ¿Y?
- Dólares. Sólo acepto dólares.
En el fondo de la billetera tenía, muy dobladito, un
billete de cien dólares que pensaba gastar alguna vez en Bahamas con la Chabela. Se lo entregué.

Agarró el billete, terminó el resto de cerveza y se fue.
El mundo ya no era el mismo. ¿Qué habría hecho el viejo Marlowe
en una situación como ésta? Pedí un bourbon para apagar ese pesimismo
que me iba naciendo del pecho.


(continuará)

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¿Encontrará Nick Bebebarriles alguna pista?

¿Podrá Harry arreglar el computador y recuperar

su libro?

¿Cuántos pares son tres moscas?



Léalo en el próximo suplemento de escritura_creativa.

Exíjalo con el video XXX "Pero sigo siendo el rey", protagonizado

por Mike Tyson y la reina Isabel, con las más audaces escenas de

sadomasoquismo, especialmente aquella en que Tyson le muerde la oreja

mientras grita ¡God save the queen!

Wednesday, December 07, 2005

CLÚSTER Y EL CASO DEL MOUSE DESCOMPUESTO III

(Para los recién llegados: recuerden que hay que empezar a leer desde abajo, desde el primer capítulo)



Escondí la petaca en un cajón del escritorio y fui a abrir.

Era la Chabela, con un paquetito en la mano.

- ¿Desde cuándo golpeas?

- Podías estar ocupado - dijo, con cierto retintín irónico - Te traje

el almuerzo.

Dejó el paquetito sobre el escritorio al lado del maldito computador

que tenía el maldito puntero del maldito mouse pegado al centro

de la maldita pantalla.

- ¿Sabes lo que más me molesta de este maldito oficio? - le dije

mientras abría el paquete.

- ¿Qué?

- Que siempre tenemos que decir "maldito" en vez de echar una buena puteada.

Sonrió domesticada, pero de inmediato se puso seria.

- Harry...

La miré.

- Harry...

Volví a mirarla.

- No sé si te acuerdas...

- ¿Si me acuerdo de qué?

- En el computador está tu libro.

Fue como si el techo de la oficina se hubiera partido con un rayo, pero no.

Era el gordo de arriba que había largado el agua del baño. Igual sentí
un mazazo

en la cabeza que, lo sabía desde hace tiempo, sólo se me quitaba con unos

buenos sorbos de bourbon. ¡Mi libro! ¡El trabajo de todo un año! En doce
meses había

escrito ya diez páginas y hasta tenía el título del libro: "Cómo
escribir una

novela en quince días".

- ¡Bill! - grité y salté hasta el teléfono antes de que la Chabela
pudiera estirar

una mano.


(continuará)

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¿Era realmente Bill?

¿Qué le trajeron de almuerzo a Harry?

¿Podría recuperar su libro desde el disco duro?

¿Cuántos días le quedaban a Duhalde?

Léalo en el próximo suplemento de escritura_creativa.

Exíjalo junto a un CD de Paquita la del Barrio

Más o menos así es Harry Clúster