CLÚSTER Y EL CASO DEL MOUSE DESCOMPUESTO III
(Para los recién llegados: recuerden que hay que empezar a leer desde abajo, desde el primer capítulo)
Escondí la petaca en un cajón del escritorio y fui a abrir.
Era la Chabela, con un paquetito en la mano.
- ¿Desde cuándo golpeas?
- Podías estar ocupado - dijo, con cierto retintín irónico - Te traje
el almuerzo.
Dejó el paquetito sobre el escritorio al lado del maldito computador
que tenía el maldito puntero del maldito mouse pegado al centro
de la maldita pantalla.
- ¿Sabes lo que más me molesta de este maldito oficio? - le dije
mientras abría el paquete.
- ¿Qué?
- Que siempre tenemos que decir "maldito" en vez de echar una buena puteada.
Sonrió domesticada, pero de inmediato se puso seria.
- Harry...
La miré.
- Harry...
Volví a mirarla.
- No sé si te acuerdas...
- ¿Si me acuerdo de qué?
- En el computador está tu libro.
Fue como si el techo de la oficina se hubiera partido con un rayo, pero no.
Era el gordo de arriba que había largado el agua del baño. Igual sentí
un mazazo
en la cabeza que, lo sabía desde hace tiempo, sólo se me quitaba con unos
buenos sorbos de bourbon. ¡Mi libro! ¡El trabajo de todo un año! En doce
meses había
escrito ya diez páginas y hasta tenía el título del libro: "Cómo
escribir una
novela en quince días".
- ¡Bill! - grité y salté hasta el teléfono antes de que la Chabela
pudiera estirar
una mano.
(continuará)
__________________________________________
¿Era realmente Bill?
¿Qué le trajeron de almuerzo a Harry?
¿Podría recuperar su libro desde el disco duro?
¿Cuántos días le quedaban a Duhalde?
Léalo en el próximo suplemento de escritura_creativa.
Exíjalo junto a un CD de Paquita la del Barrio
Escondí la petaca en un cajón del escritorio y fui a abrir.
Era la Chabela, con un paquetito en la mano.
- ¿Desde cuándo golpeas?
- Podías estar ocupado - dijo, con cierto retintín irónico - Te traje
el almuerzo.
Dejó el paquetito sobre el escritorio al lado del maldito computador
que tenía el maldito puntero del maldito mouse pegado al centro
de la maldita pantalla.
- ¿Sabes lo que más me molesta de este maldito oficio? - le dije
mientras abría el paquete.
- ¿Qué?
- Que siempre tenemos que decir "maldito" en vez de echar una buena puteada.
Sonrió domesticada, pero de inmediato se puso seria.
- Harry...
La miré.
- Harry...
Volví a mirarla.
- No sé si te acuerdas...
- ¿Si me acuerdo de qué?
- En el computador está tu libro.
Fue como si el techo de la oficina se hubiera partido con un rayo, pero no.
Era el gordo de arriba que había largado el agua del baño. Igual sentí
un mazazo
en la cabeza que, lo sabía desde hace tiempo, sólo se me quitaba con unos
buenos sorbos de bourbon. ¡Mi libro! ¡El trabajo de todo un año! En doce
meses había
escrito ya diez páginas y hasta tenía el título del libro: "Cómo
escribir una
novela en quince días".
- ¡Bill! - grité y salté hasta el teléfono antes de que la Chabela
pudiera estirar
una mano.
(continuará)
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¿Era realmente Bill?
¿Qué le trajeron de almuerzo a Harry?
¿Podría recuperar su libro desde el disco duro?
¿Cuántos días le quedaban a Duhalde?
Léalo en el próximo suplemento de escritura_creativa.
Exíjalo junto a un CD de Paquita la del Barrio
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